Debemos permanecer alertas: es sospechoso que, a pesar de la oposición del MEF y la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP, el pleno del Congreso aprobara la nueva ley del Banco Agropecuario o Agrobanco.Es decir, el banco pasará de ser una institución de segundo piso (un intermediario entre el Estado y la banca comercial) a prestar directamente a pequeños y medianos agricultores. Tras la nefasta experiencia del Banco Agrario, en el primer gobierno aprista, esto pone los pelos de punta. ¿Cómo olvidar el enorme forado que ello significó para el Estado cuando, de modo populista, se promovió la llamada 'cultura del perro muerto'? Los agricultores pedían préstamos y luego condonaciones, con lo cual el fisco y los contribuyentes terminábamos pagando la ineficiencia e irresponsabilidad de un sector. Esta experiencia no puede repetirse. Un sistema de economía de mercado exige respetar las reglas de juego de la competencia en que el Estado actúe como regulador y promotor. Corresponde al Ejecutivo analizar detenidamente la ley para observarla o mejorarla, antes de sentar un negativo y riesgoso precedente. (Edición sábado).