Eran las 11:30 de la mañana cuando el congresista Aurelio Pastor (Apra) se vio sorprendido por la presidenta del Congreso. Mercedes Cabanillas le exigía presentar ante el pleno la propuesta de candidatos para el Tribunal Constitucional (TC).En ese momento, Pastor no tenía aún el acuerdo de la comisión evaluadora --que él presidió-- de los candidatos al TC. De hecho, planeaba presentar la lista recién hoy.Sin embargo, Cabanillas casi le ordenó hacerlo al mediodía: "Que asuman su responsabilidad o que se sometan al juicio ciudadano", lo conminó.No obstante, eran las 12 del mediodía y Pastor todavía no se había reunido con los miembros de la comisión y con los portavoces de las bancadas. Es más, recién se disponía a hacerlo. "¿Cuánto puede demorar hacer firmar un acta?", le espetó Cabanillas y le dio media hora más de plazo.A partir de ese momento, la Sala Basadre del Congreso fue testigo de una de las más descarnadas y aceleradas negociaciones políticas. Pocas veces, como ayer, fue tan evidente la repartición de las plazas del TC entre los grupos parlamentarios.En solo media hora, Pastor tenía en sus manos los nombres de los cuatro postulantes: Luis Alarcón Quintana, propuesto por los apristas; Gerardo Eto Cruz, respaldado por los nacionalistas; Vladimir Paz de la Barra, la carta de Unión por el Perú (UPP); y Javier Ríos Castillo, sugerido por los fujimoristas, aunque con la venia del oficialismo.