MALOS PROFESORES SÍ DEBEN SER DESPEDIDOS
14 de junio de 2007

¿Tienen acaso los profesores peruanos afiliados al Sutep alguna especie de corona? ¿Qué derecho tienen para usufructuar del erario nacional sin responder con calidad al trabajo que se les exige? Podríamos seguir haciéndonos más preguntas cuyas respuestas son obvias.Una de las grandes causas del nefasto sistema educativo que algunos pretenden seguir prolongando es la insólita falta de sanción a docentes que no cumplen con sus obligaciones. El caso más extremo sería el de un profesor que, a pesar de ser encontrado acosando sexualmente a una alumna, no puede ser separado de su cargo de inmediato, con los evidentes riesgos para las estudiantes.Sin embargo, sin ir tan lejos, debemos preguntarnos otra vez: ¿Por qué tendríamos que esperar una segunda evaluación y condenar a nuestros alumnos a soportar un año más a un supuesto incompetente como profesor? Está en el Congreso, listo para su aprobación por el pleno, el proyecto de ley de la carrera pública magisterial, que establece una serie de procedimientos para que los profesores puedan ser despedidos cuando no cumplan con sus niveles pedagógicos o de conducta personal. El proyecto congresal plantea una serie de medidas que permitirán hasta una tercera evaluación, luego de lo cual, si son separados, podrán optar por postular, vía concurso, a una plaza de auxiliar, lo que ya es bastante.A pesar de todas estas exageradas consideraciones, el Sutep anuncia un paro con el evidente objetivo de presionar para que esta ley no se apruebe. Esto parece ser solo una caprichosa medida politiquera de la nueva cúpula del organismo sindical para medir fuerzas con la buena gestión del Ministerio de Educación, que aprueba la mayoría de peruanos, según las encuestas.Los maestros no pueden dejarse engañar una vez más ni someterse a los dictados de una dirigencia antidemocrática que solo busca mantener sus gollerías. Como cualquier trabajador, tienen que asumir su responsabilidad de actualizarse y ser mejores, y apoyar la meritocracia y las evaluaciones, eso sí imparciales, que no pueden degenerar en un sistema de estabilidad laboral absoluta digitado sindicalmente. Ninguna reforma educativa funcionará con maestros mediocres y manipulados, ni con un Sutep que responde a directivas de un partido político como Patria Roja.