La diligencia empezó poco después de las ocho de la mañana, la hora que fijó Carlos Morales Córdova, titular del Juzgado Penal 31 de Lima, en la resolución que firmó el sábado, al día siguiente de que la policía movilizara sus efectivos inútilmente. A esa hora, el juez se dirigió a la puerta principal del mercado, que da a la avenida La Cultura. El acceso estaba cerrado y la gente, alarmada. La acción comenzó a la espalda.Los invasores no tuvieron tiempo de reaccionar. Valiéndose de cargadores frontales, la policía abrió dos forados en el muro perimétrico de la avenida Metropolitana (paralela a la Carretera Central) y otro más en la zona posterior, que corresponde a la avenida Separadora Industrial. Al mismo tiempo, algunos agentes irrumpieron en el mercado desde las paredes de los locales aledaños. La puerta principal fue abierta a golpes por una tanqueta.Unos cuantos piquetes llegaron a responder con piedras, y con el ardor de unos preparados de ají que prendieron en cilindros. Estuvieron a punto de arrojar cocteles molotov, pero fueron desarmados por los policías y, sobre todo, por los gases lacrimógenos, su argumento más convincente.