El festín con los puestos públicos continúa y nuestras más altas autoridades hacen gala de vergonzosas acciones. Primero se supo que doña Elsa Canchaya (UN) contrató como asesora congresal a su empleada doméstica, y al poco tiempo salió a relucir el caso de Walter Menchola, de las mismas filas partidarias, quien había colocado nada menos que a su compañera sentimental como trabajadora fantasma de otro colega de bancada. Pues ahora les contamos sobre un cuestionable intercambio de favores al más alto nivel y con fondos públicos entre la legisladora upepista Margarita Sucari Cari y el miembro del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) José Luis Velarde Urdanivia. La historia podría titularse: "Tú contratas a mi hermano y yo a tu hija".