EL ESTADO VERSUS EL NARCOTERRORISMO
3 de mayo de 2007

No hay más rodeos que dar para saber que la guerra contra el narcoterrorismo es una sola, por la alta dosis de criminalidad que involucra. En efecto, el informe del Gobierno de EE.UU., precisamente sobre la existencia de "una simbiosis entre el narcotráfico y el terrorismo" en la selva peruana, si bien no trae grandes novedades remarca dos cosas: la gravedad del problema y la urgencia de que el Gobierno Peruano lo enfrente con firmeza y coherencia en todas tus etapas, antes de que amenace aun más la unidad y viabilidad del país.Luego del error que significó la firma del Acta de Tocache se ha dado, auspiciosamente, en la cúpula del Gobierno y por declaraciones del propio presidente Alan García, una reacción más enérgica contra las mafias del narcotráfico. Igualmente, se ha revelado que los rezagos senderistas no solo venden protección a los narcotraficantes, como vulgares mercenarios, sino que ellos mismos cultivan y producen drogas. Al respecto, el ministro de Defensa, Allan Wagner, ha dicho que su sector está determinando los movimientos de esas bandas armadas, y se espera operaciones coordinadas con el servicio de inteligencia para repelerlas.Hay otro aspecto, sin embargo, que tiene que ser abordado dentro del debate de una política antidrogas integral: primero, cómo integrar a los cocaleros ilegales en los programas de desarrollo alternativo, lo cual implica darles protección, transferencia tecnológica, capacitación e infraestructura; y luego, la urgencia de campañas de concientización para que estos cocaleros entiendan que, si siguen cultivando para los narcotraficantes y su secuela de apoyo al terrorismo, se hacen cómplices de gravísimos delitos penados por la ley.No más ingenuidad ni mirar al otro lado, amparándose en burdas justificaciones antropológicas.Estamos en un punto de quiebre, que obliga a todos los protagonistas a quitarse la careta y asumir las consecuencias de sus acciones: O estamos con el Estado de derecho, cuya fuerza nace del apoyo popular y de la legalidad y legitimidad de sus instituciones; o apoyamos a la dupla criminal y embustera narcotráfico- terrorismo, que quiere implantar su propia 'ley', la de la selva, en los llamados territorios 'semiliberados'.