HACIA EL GRADO DE INVERSIÓN
24 de abril de 2007

Los grandes cambios en nuestra economía han generado una mejor percepción para los inversionistas extranjeros y las principales calificadoras de riesgo internacionales. Las decisiones tomadas en el campo económico han sido las correctas, y los buenos resultados macroeconómicos distan mucho de las decisiones adoptadas en el campo político, que se tomaban en cuenta anteriormente. El grado de inversión es la nota aprobatoria a la deuda de un país, otorgada por agencias clasificadoras de riesgo como Standard & Poors, Fitch Ratings y Moodys, mediante la evaluación del riesgo crediticio. Obtener el grado de inversión es trascendente porque es señal de salud económica y confiabilidad para los inversionistas, logrando que los agentes económicos obtengan financiamiento en condiciones más favorables como soporte para el crecimiento sostenible. La economía se convierte en el tema vital para este reconocimiento, pero las decisiones políticas muchas veces generan confusión y desequilibrios que afectan a la economía. La verdadera diferencia para obtenerla la constituyen los logros sociales. En nuestro país todavía se observan los estragos que producen las decisiones de la clase política, que tiene por objetivo traer los problemas del pasado y ver el presente pensando en los males que aquejan a nuestra sociedad. Muchas de estas decisiones no han permitido la disminución de la pobreza, el aumento del empleo, la mejora de la educación y de la salud, que debieron ser los principales temas abordados para continuar con nuestro proceso de crecimiento.Para alcanzar el grado de inversión debemos mantener los principios básicos de nuestra política económica, en un escenario poco optimista del crecimiento de la coyuntura internacional. Además tenemos que manejar y superar las contradicciones entre el éxito económico y los desafíos políticos, por encontrarnos en mejores condiciones que los demás países de la región, con perspectivas para lograr el grado de inversión en los próximos años. Nos encontramos en una perspectiva estable sobre la calificación de riesgo, se espera que se confirmen los logros en el campo social y político, ya que se necesita el consenso de todos para tomar medidas que marquen un cambio en el crecimiento del país. También se ha mejorado el riesgo del sector bancario, observándose solidez gracias a la mejora del contexto económico local y el impacto positivo sobre la calidad crediticia del sistema financiero. Pensar que nos otorgarán el grado de inversión en pocos años es un poco prematuro (estamos a 20 puntos del grado de inversión), ya que persisten algunas vulnerabilidades que complican la situación. Dentro de estas se encuentra el precio de la deuda que, si bien ha bajado y está siendo refinanciada de una manera adecuada, todavía está alrededor del 30% del PBI, cuando el nivel promedio de los países con grado de inversión es del 20%. Otro inconveniente es la dolarización de la economía, que nos hace vulnerables ante cualquier evento en el exterior. Es necesario mencionar que contamos con un reducido riesgo país en el cual se muestra la poca probabilidad de no pagar la deuda externa. Es solo cuestión de tiempo y constancia para que nos otorguen el grado de inversión, que se logrará si mantenemos nuestra economía estable, con buenos cimientos, así como llevar a cabo el éxito en el plano social, señala el economista Javier Zuñiga Quevedo.