Cada día que nos toque vivir tiene que ser un día mundial de la Tierra. Precisamente, la salvación del planeta depende del esfuerzo cotidiano universal que le dediquemos para no contaminar.Las razones son obvias: estamos ante un creciente y pernicioso fenómeno de calentamiento global, cuyos impactos se ponen en evidencia cada vez más en el Perú. ¿Entendemos ahora por qué se extienden los días de calor, hay más sequías, ha bajado la productividad de algunos cultivos y aumentado las enfermedades respiratorias? Es problema es grave y demanda acciones permanentes para reducir la emanación de contaminantes como el dióxido de carbono, responsable del 81% de los gases de efecto invernadero que amenazan la vida en el planeta. En el Perú, el Gobierno debe adoptar medidas incluso legales para instituir el uso de combustibles limpios, promover el etanol y frenar la contaminación. Pero también los ciudadanos podemos tomar conciencia del problema y actuar en consecuencia. Lo que no podemos hacer es cerrar los ojos a esta realidad. En juego están el futuro del planeta y el de nuestros hijos.