El premier Jorge del Castillo señaló hace un par de días que se iba a sentir "como pez en el agua" durante su presentación en el Congreso para explicar el nombramiento indebido de Alberto Pandolfi. En efecto, así sucedió ayer en la sesión en la que logró capear el temporal ocasionado por una infracción constitucional que pudo haberle costado el puesto.Esto fue consecuencia no tanto de los argumentos esgrimidos sino de otros factores políticos. El más importante fue el muy hábil manejo parlamentario de la bancada aprista.El premier madrugó a la oposición asistiendo al hemiciclo por voluntad propia, la presidenta del Congreso maniobró -ciñéndose al reglamento- para enfriar la eventual interpelación, y el congresista Mauricio Mulder les recordó a sus colegas que, si insistían en bajarse al premier, ponían en riesgo su sueldo por una disolución prematura del Parlamento.De este modo, el Apra volvió a demostrar en esta oportunidad que, a pesar de los antagonismos en su interior, cuando Alan García da una orden, todos se alinean alrededor de la misma con una disciplina espartana. Del Castillo se la debe a Mulder y Mercedes Cabanillas.Otro factor no menos relevante fue la debilidad de la oposición. Los que promovieron la interpelación demostraron poca capacidad de manejo, mientras que otro grupo de este sector consideró que si bien se produjo una falta, era más importante mantener a Del Castillo al frente del gabinete, quizá pensando en el riesgo de quién podría sucederlo.El premier sale airoso del trance pero, también, algo 'quiñado' por varias metidas de pata recientes. Su principal fundamento político ahora es su fuerte conexión con el sector empresarial.Pero si de 'quiñados' se habla, quien quedó peor parado por todo lo sucedido es el vicepresidente Luis Giampietri, quien pareció el verdadero interpelado durante varios momentos de la sesión de ayer en el Congreso.A partir de ahora, se espera que el gobierno tenga más cuidado con las recomendaciones y acompañantes de alguien que ha demostrado tener escasas convicciones democráticas, señala el director de Perú 21, Augusto Alvarez Rodrich.