OBLIGATORIO TRÁNSITO A LAS MACROREGIONES
2 de abril de 2007

Es toda una novedad que la recién creada asamblea de presidentes regionales haya fijado en su agenda política el anhelado objetivo de constituir macrorregiones.En ese sentido, se abre para el país una segunda oportunidad de aquí al 2009 para dejar atrás la nada funcional fragmentación del territorio en 25 gobiernos regionales, que hoy representan una saturada y superpuesta masa de decisiones e indecisiones. A estas alturas es un imperativo para la generación de distintos polos de desarrollo la necesidad de transitar hacia un máximo de ocho macrorregiones, con lo cual las economías locales, unas más grandes y ricas que otras, se complementarían entre sí, dando paso a unidades de producción e inversión más coherentes de cara a un mercado cada vez más globalizado. Si ya hubo un fracaso en el 2005, donde las posiciones demagógicas se impusieron y confundieron al elector que participó en el referéndum, ahora con esta segunda generación de presidentes regionales la situación parece ser distinta. Por tanto, estos deben hilar fino para crear conciencia en sus respectivas jurisdicciones respecto de un proceso cultural que requiere desterrar los localismos errados y atávicos.Un buen esquema piloto en el propósito de fomentar la asociación y confianza entre las actuales unidades locales es la formación de las juntas interregionales del centro, oriente, norte y posiblemente del sur, donde surgirían, por un lado, un eje formado por Arequipa, Moquegua y Tacna, y otro compuesto por Cusco, Puno y Madre de Dios. Estas juntas interregionales deberán ejecutar acciones destinadas a la integración física, económica, fiscal, cultural, social y política, a fin de obtener, gracias a una ley vigente, incentivos y tratamientos especiales para los grandes proyectos en común.Pero también es tarea de la asamblea regional sustentar, con sumo rigor y tecnicismo, propuestas como la descentralización fiscal y del SNIP porque el margen de autonomía que vayan adquiriendo debe ser proporcional a la responsabilidad que muestren en el gasto y el resultado del consenso que logren con el Gobierno Central y el Congreso. Asimismo, el concepto que debe guiar el proceso de descentralización es que cualquier premio traducido en recursos y apoyo a proyectos debe estar dirigido para aquellos que apuren la consolidación de las macrorregiones.