CRECE EL EMPLEO, PERO INFORMAL
16 de marzo de 2007

Como sabemos, el em- pleo se está incrementando a tasas interesantes y ya no solo en ciudades del interior sino también en Lima, que venía atrasada. Si comparamos las estadísticas de empleo del INEI, que incluyen todo el universo de personas ocupadas, formales o informales, con las del Ministerio de Trabajo, que incluye solo al empleo formal, descubrimos algo interesante y muy revelador: que el empleo en Lima Metropolitana está creciendo sobre todo en las empresas que tienen entre 11 y 50 trabajadores, o entre 51 trabajadores y más, es decir, en empresas que en teoría dan empleo formal, pero está creciendo de manera principalmente informal.En efecto, el INEI registra un espectacular incremento de 26,4% en el último trimestre del 2006 respecto del último trimestre del 2005, en las empresas que tienen entre 11 y 50 trabajadores. El Ministerio de Trabajo, por su parte, también registra un incremento en esa categoría de empresas, pero de solo 5,3%. Lo que significa que la mayor parte del aumento allí se habría dado de manera informal. Lo mismo, aunque en menor proporción, se puede decir del empleo generado en las empresas mayores de 51 trabajadores: allí el empleo total se incrementó en 14,2%, pero el formal en 10,1%. Por supuesto, aquí sí notamos una tasa mayor de incremento del empleo formal --aunque menor a la total--, porque estamos hablando de empresas grandes. Pero aún en estas hay informalidad notoria.Que la mayor parte del nuevo empleo generado en la pequeña y mediana empresa sea informal es un indicador claro del excesivo costo de la formalidad laboral o, en su defecto, de la capacidad de las empresas de burlar la ley pudiendo aplicarla, lo que, en realidad, resulta improbable considerando el énfasis de política puesto por la administración aprista en el cumplimiento de las normas laborales. Lo que ocurre es que, para muchas empresas, incluso medianas, estas leyes son sencillamente incumplibles por onerosas.Ese es el problema que hay que resolver si queremos no solo más empleo aun del que estamos generando, sino empleo con derechos. Porque aquí ni siquiera estamos hablando de quienes laboran en empresas de menos de diez trabajadores, donde la informalidad laboral es casi unánime, y que representan el 65% de la población ocupada de Lima Metropolitana. De ese porcentaje una parte corresponde a personas que se autoemplean en oficios de subsistencia (ambulantes, vendedores de comida o servicios personales) cuyo destino a la larga tiene que ser incorporarse como trabajadores en pequeñas, medianas o grandes empresas porque solo una proporción menor de ellos logrará despegar como empresario capaz de acumular. Entonces, también para que esta población pueda ser absorbida más rápidamente por el mercado de trabajo formal, resulta indispensable reformar radicalmente las leyes laborales, señala Jaime de Althaus.