"¡Allí está, allí esta!", gritaba desesperadamente Juana Huamán al divisar cómo salía de un tragaluz del segundo piso de la comisaría de Andahuaylas el suboficial PNP Aníbal Gómez Ligarda, dado por desaparecido y muerto tras la toma de la dependencia policial por parte de los etnocaceristas, liderados por Antauro Humala.La mujer, quien entregaba comida a los diez policías secuestrados, lo reconoció de inmediato y pidió sollozando a los insurrectos que no mataran al suboficial, que se encontraba visiblemente débil debido a los dos días y medio sin recibir alimentos.Gómez descendió desde una altura aproximada de cuatro metros, trepando la antena de radio y cargando una botella de agua ante la mirada de Antauro Humala."Todo comenzó a las 4 y 30 de la mañana, cuando advertí la presencia de estas personas armadas. Lancé la alarma, pero ya era muy tarde, luego me escondí y no salí hasta hoy (ayer) porque temía que me mataran", reveló el suboficial.