El presidente Alan García se pasó toda la mañana de ayer condenando la compra de otras 96 ambulancias a la empresa chilena Automotores Gildemeister, pero, pasado el mediodía, cuando la prensa le pidió que aclarara si ya le había 'bajado el dedo' al ministro de Salud, Carlos Vallejos, su discurso cambió y el mensaje que dejó indicaba que le ha perdonado la vida.Muy temprano, en Villa El Salvador, al poner en marcha la distritalización de la Policía, el jefe de Estado fue duro con quienes "no van más allá, buscando mejores precios", y aseguró que "eso es desidia, y la desidia es un pecado político. Esto se maneja con camiseta"."Cuando yo he visto el caso de los famosos patrulleros, o el caso de las ambulancias, yo sé que no hay inmoralidad por parte del ministro, pero hay dejadez, negligencia, desidia. Por qué la desidia de decir: es plata del Estado, la licitación da un precio, me lavo las manos. No señor. Usted no puede mirar de manera lejana e indiferente eso. Necesita ponerse la camiseta, sudarla. No puede ser que se manche al Gobierno con alguna sospecha", dijo en clara alusión a Mazzetti y a Vallejos.