El presidente Alan García ha hecho un anuncio trascendental que apunta a flexibilizar la legislación laboral y debe ser escuchado, sobre todo, por algunos dirigentes radicales. Y no solo los de las centrales sindicales conocidas, sino también de su propio partido.Ha dicho que quienes pretenden hablar en nombre de los desempleados, pero se oponen a crear nuevos puestos de trabajo, "a menos que sea con todos los beneficios laborales", solo demuestran maldad y demagogia respecto de los más necesitados.Nada más cierto y escandaloso. Cuando el Gobierno y las fuerzas productivas hacen grandes esfuerzos por encarrilar el país en la ruta del desarrollo inclusivo, aún hay dirigentes trasnochados y demagogos que solo jalan agua para su molino. Es decir, arbitrariamente se arrogan la representación de todos los trabajadores, pero finalmente solo defienden a su clientela política, una porción de la población económicamente activa (PEA) formal y empleada.Entre estos están los raleados gremios sindicales, como la CGTP; dirigentes históricos y jurásicos del Apra, como Luis Negreiros, que, contra el sentido de la historia, defienden la estabilidad laboral absoluta, la bolsa de trabajo y el sistema de 'puntos' y 'contrapuntos', sobre todo en sus predios portuarios; y algunos miembros de la Comisión de Trabajo, que insisten en un proyecto de ley discriminatorio y bloqueador de la inversión y la creación de nuevos empleos.Como lo hemos explicado hasta la saciedad, no estamos en contra de la agremiación sindical, sino de las posturas demagógicas y obsoletas de algunos dirigentes. ¿No reparan en que solo 'beneficiarían' a unos 4 millones de los 13 millones de la PEA? ¿Que esta sobreprotección solo genera sobrecostos, afecta la productividad y espanta la inversión? ¿Que así solo promueven la informalidad, la recesión y bloquean la generación de nuevos puestos?Saludamos la declaración presidencial, que debe concretarse en leyes más coherentes con los objetivos del Gobierno y en un llamado de atención a los dirigentes populistas que solo miran los intereses de unos pocos y dan la espalda a las mayorías desempleadas. Con la herramienta del consenso, el Ejecutivo tiene que trabajar con el Congreso para mejorar el proyecto actual, promover la inversión en las pequeñas y medianas empresas y abrir mercados para asegurar nuestras exportaciones que crean empleo.