Las condiciones que puso el Ejecutivo a la empresa Cálidda a fin de modificar el contrato de concesión para la distribución de gas natural en Lima y Callao, que significaban una mayor inversión en conexiones domiciliarias, industriales y vehiculares, habrían sido el detonante para que la empresa del grupo Suez sea vendida a Ashmore Energy International y Promigas. Fuentes del sector contaron a Correo que sobre todo la presión de las autoridades del Ministerio de Energía y Minas (MEM) fue tal que los representantes de Cálidda no aceptaron sus condiciones y nunca se llegó a un acuerdo. Incluso, según la misma fuente, las autoridades y el mercado ya percibían que Cálidda no quería arriesgar mayor inversión para masificar el uso del gas natural, no obstante que tiene ingresos asegurados provenientes de la Garantía de Red Principal (GRP) hasta por US$11 millones al año. Esa GRP la pagan todos los consumidores de energía eléctrica a través de sus recibos de luz.