El día de ayer se oficializó el pase al retiro de 269 oficiales de los tres institutos castrenses. La novedad fue el cese del teniente coronel Ollanta Moisés Humala Tasso, cabeza visible del etnocacerismo, a quien todavía le quedaban diez años de techo dentro del grado. Humala se levantó un 29 de octubre de 2000 en el cuartel de Locumba, Tacna, un día después de que el congresista Alberto Kouri huyera del Perú con destino a Estados Unidos, tras haber sido denunciado constitucionalmente por el Congreso de ese entonces, por corrupción de funcionarios.La decisión de echar a Humala de los cuarteles se veía venir. Fiel a su rebeldía, no dejó respirar ni un solo día al nuevo comandante general del Ejército, general Luis Muñoz Díaz. El mismo día en que asumió el cargo, le escribió una misiva, desde su puesto en la agregaduría militar de Corea del Sur, en la cual criticaba su designación. En la carta, puso en duda la capacidad profesional de Muñoz, quien, según el texto del escrito, ascendió irregularmente al grado de general de división en una dependencia ajena al Ejército ('la salita del SIN') sin participar en una junta de selección reglamentaria. En buena cuenta, le endilgó haber sido ascendido por Vladimiro Montesinos y por José Villanueva Ruesta (entonces ministro del Interior).