Lo que en un primer momento fue calificado como la mayor inversión energética en la historia del país, puede convertirse en un dolor de cabeza para el presidente Alan García. El Colegio de Ingenieros del Perú (CIP) exigió ayer al Ejecutivo que se detenga la construcción de plantas destinadas a la exportación de gas natural proveniente de Camisea, y que no se suscriban más contratos de este tipo a menos que nuevas inversiones en exploración permitan encontrar nuevos recursos. "Tanto el Gobierno como algunos empresarios pretenden vender nuestro gas a Estados Unidos, México y Chile. Paradójicamente, nuestro vecino del sur podría disponer del gas peruano antes que el sur del país y antes de que se hayan descubierto nuevas reservas", argumentó el gremio. Asimismo, lamenta que en las facturas de energía eléctrica se pague por el transporte de un recurso que no se consume. En ese sentido, el CIP propone que antes de diez o quince años se complete un gasoducto y dos líneas de transmisión eléctrica que recorran (de sur a norte) el territorio con entradas transversales.