Al cabo de 247 días, desde aquel lejano 4 de junio en que todavía parecía posible llegar al poder, Ollanta Humala entrará hoy, finalmente, a Palacio de Gobierno. Pero lo hará solo como un invitado. Y se sentará en un salón lleno de ministros ajenos, presidido por su más odiado rival, Alan García. Y, aunque los del Gobierno han adelantado que se le escuchará con respeto, él llegará sin ánimo de aguantar pulgas. Y a la primera que crea que lo quieren 'pasear', se pondrá de pie y se largará.El líder nacionalista sorprendió a todos, ayer, cuando anunció que accedería a la invitación que le formuló, en la víspera, el premier Jorge del Castillo para que participara, junto con otros dirigentes de la oposición, en la sesión del Consejo de Ministros que se realizará hoy, desde las 9 de la mañana, para discutir qué se puede hacer para reformar el aparato estatal.Sin embargo, adelantó que llegará con una agenda propia: poner en discusión la convocatoria a una Asamblea Constituyente y el retorno a la Carta Magna de 1979 porque, para el Partido Nacionalista, hacerlo es la única manera de reformar el Estado.