Por Martín Mejía del Carpio, director general de Calidda.Cuando se habla de la masificación del gas natural, el intercambio de ideas suele llevarnos de inmediato a pensar en conexiones para nuestros domicilios, al ahorro en los hogares y a la mejora en la calidad de vida de las personas. Pero hay un actor que con frecuencia queda fuera de la discusión, pese a cumplir un rol decisivo: las industrias.Lima y el Callao son el mejor reflejo de ello. Hoy, la capital tiene el servicio de gas natural más robusto y accesible del país, gracias -en gran medida- a las industrias que adoptaron al recurso como fuente energética. Según el Informe Sector Gas Natural del Perú 2025, ambas localidades registraban 1"966.247 clientes. Aunque la mayoría corresponde a hogares, hay 916 industrias, que representan a los grandes consumidores. La masificación del gas natural no es un proceso simple, requiere grandes inversiones en redes de distribución, infraestructura, estaciones y capacidad técnica permanente. Ninguna empresa, y ningún país, puede expandir estas redes sin una demanda fuerte, estable y de gran escala. Ese papel lo han cumplido, desde el primer día, las industrias asentadas en Lima y que convierten a esta ciudad en el foco del movimiento de la economía en el Perú con más del 40% del PBI .Sus altos volúmenes de consumo hicieron viable la construcción de redes troncales y secundarias que, con el tiempo, permitieron acercar el gas a los hogares y comercios. En otras palabras, la masificación en Lima no podría haberse financiado ni sostenido sin la demanda industrial. Su influencia permite que la cobertura del servicio en la capital supere el 57%, la mayor tasa del país.