Por Santiago Pedraglio.Las economías ilegales han crecido de manera explosiva en el Perú no solo gracias al aumento de precio del oro, del cobre y, ahora último, de la plata, sino también por la fragilidad extrema del Estado Peruano.¿Cómo superar esta fragilidad? No hay una receta, pero fortaleza no es sinónimo de mano dura ni menos aún de dictadura. Un Estado fuerte, sea del tamaño que sea, requiere legitimidad; esto es, reconocimiento de su autoridad por la población, capacidad efectiva para hacer cumplir las leyes y una cultura contraria a la corrupción, además de grados de diferencias sociales y territoriales aceptables para permitir el ejercicio ciudadano compartido.¿Cómo derrotar al poder ilegal, entonces, con un Estado que carece de todas esas condiciones, es decir, con un Estado frágil? El objetivo no se logrará ni será sostenible con penas más elevadas, jueces sin rostro, detenciones arbitrarias y estados de emergencia permanentes.