El BCR estima que este año cerrará con un crecimiento del PBI de 3.3%, una inflación de 1.8%, mayores exportaciones e importaciones de bienes y servicios por 4.1% y 11.8%, respectivamente (todas variaciones respecto del 2024) y un déficit fiscal equivalente a 2.2% del PBI (el año pasado fue 3.4% del PBI). Estos datos -y muchísimos más- forman parte del reciente Reporte de Inflación (RI), que el BCR publica a fines de cada trimestre. Se trata de cálculos elaborados con la seriedad que caracteriza a la autoridad monetaria.En el caso del PBI, la estimación del BCR es menor que la proyección del MEF (3.5%), que sirvió de base para la elaboración del Presupuesto Público del 2026, aunque el déficit fiscal que espera el BCR resultará ser la meta que el MEF se planteó en abril. Lamentablemente, será a costa de la inversión pública, que el 2024 aumentó 14.7%, pero este año lo hará en 5.5%. Es que la solución que encontró el MEF al incesante incremento del gasto rígido (como sueldos estatales), es recortar el gasto de capital, pese a que tiene un efecto multiplicador más amplio. El "ajuste" que el MEF anunció a inicios de noviembre para las entidades del Ejecutivo, equivalente a 0.1% del PBI, habría servido para que se llegue a la meta "con las justas". El principal responsable de este desborde del gasto corriente es el Congreso. El actual ha aprobado (hasta fines de octubre), nada menos que 229 leyes con impacto fiscal adverso -que significan mayores gastos o menores ingresos para el Estado-.