Ayer, finalmente, el Poder Judicial dictó sentencia en el proceso que se le seguía al expresidente Martín Vizcarra por las coimas que recibió de dos empresas constructoras cuando era gobernador regional de Moquegua. La acusación sostenía, efectivamente, que Vizcarra cobró un soborno de S/1 millón para conceder la buena pro del proyecto Lomas de Ilo, y otro de S/1,3 para hacer lo propio a propósito del Hospital de Moquegua. El Cuarto Juzgado Colegiado de la Corte Superior Nacional ha considerado que las pruebas y testimonios aportados por la fiscalía en cada uno de los casos son consistentes y ha desestimado también los argumentos de la defensa sobre el rol de la Unops en la firma del contrato del proyecto Lomas de Ilo, y sobre una supuesta relación de odio o enemistad entre los directivos de Obrainsa y el acusado. En consecuencia, el exmandatario ha sido condenado a una pena privativa de la libertad de 14 años. Se trata, por supuesto, de un pronunciamiento en primera instancia que será apelado por sus abogados, pero en honor a la verdad, los elementos acusatorios son bastante consistentes y no le auguran al condenado una suerte distinta en la instancia superior. Durante el curso de la apelación, además, deberá purgar prisión efectiva. Con esto caen por tierra todos sus esfuerzos por presentar el proceso que se le seguía como una persecución política que no llegaría muy lejos.