El presidente Alan García ha anunciado que este año se dictará una hora más de clases en los colegios estatales. La medida ha sido bien recibida por la ciudadanía, al igual que el resto de iniciativas gubernamentales. Según recientes encuestas, un 91% --tanto como en la primera-- respalda una segunda evaluación censal.Detrás de todo ello está el convencimiento de que, después de mucho tiempo, el Gobierno como tal retoma la iniciativa e impone su autoridad en un sector crucial para el desarrollo nacional. Hasta ahora, todo intento de cambio y reforma había sido frustrado por la inacción gubernamental y más por la intransigencia de la cúpula politizada y radical del Sutep.Es mucho lo que se ha avanzado, como se lo reconocen al Gobierno tirios y troyanos. Recuperada la autoridad, es importante que se siga pasando a la acción a través de medidas que deben ser parte de un plan integral. Tienen que irse dando respuestas a los esperados cambios en los varios niveles educativos, la integración de valores y, sobre todo, cómo elevar los niveles de lectura, rendimiento y aprendizaje. Calidad y autoridad deben ser un binomio indisoluble.En tal sentido, y precisamente para evitar contramarchas ingratas, es crucial que el Gobierno termine de definir y aplicar el Proyecto Nacional de Educación, que resume el consenso de las diversas fuerzas políticas y la sociedad civil, sobre los urgentes cambios que demanda el sector.