La Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass) concluyó ayer un estudio sobre el uso del agua de pozo (fuente propia) y el servicio de alcantarillado en todo el país. Y sin duda una de las conclusiones más alarmantes que arroja el informe se refiere al empleo desmedido que actualmente se hace de las fuentes de agua subterránea. Únicamente en los casos de Lima, Callao y Trujillo se ha reservado los derechos de la extracción de dicha agua a favor de Sedapal y Sedalib, respectivamente. Para estos casos, los usuarios industriales que extraen el agua de pozos deben pagar una contribución del 20% de sus tarifas de agua potable --S/.0,56 por metro cúbico en Lima--. Sin embargo, en el resto del país no se ha normado el uso de las aguas subterráneas, lo cual motiva que se incremente el número de usuarios industriales (quienes pese a tener mayores ingresos no pagarían una tarifa apropiada) y usuarios clandestinos.