En las alturas de Moquegua, en Ichuña con exactitud, meses atrás aparecieron -en plena reunión municipal- un abogado, un "comunero" y un asesor, con papeles en mano a exigir que se le reconozca a su comunidad como un "pueblo pastoril originario". Dirigentes y asesores de la comunidad originaria de Fuerabamba, cada vez que se desata alguna "crisis" con las operaciones mineras formales y modernas, suelen presentarse en medios limeños con sus ponchos y chullos, no obstante apenas los usan en la "vida real". Días atrás, un abogado de izquierdas defendía su propia condición de "minero ancestral" y para ello aseguraba que el "oro de Atahualpa provenía de Pataz".Los ejemplos anteriores representan la corrupción ideológica alrededor de las tesis sobre los pueblos indígenas u originarios, doctrina oficial en una parte de la academia, la antropología y la sociología nacional, tesis que dicho sea de paso son política pública. Allí está lo de la consulta previa, como ejemplo.