Ampliar el acceso al sistema financiero formal implica superar barreras estructurales. Por ejemplo, la informalidad, que afecta a siete de cada 10 empleos, dificulta que las personas puedan acreditar sus ingresos para acceder a créditos en instituciones financieras. Asimismo, explica que las empresas no cuenten con toda la información necesaria para evaluaciones crediticias. Ese contexto motiva a las entidades microfinancieras a realizar visitas presenciales, que elevan los costos operativos y, en consecuencia, las tasas de interés.Otro desafío importante es la falta de educación financiera, que reduce la confianza en el sistema financiero y limita el uso de productos financieros. Según una evaluación de la OCDE, del 2021, los microempresarios peruanos alcanzaron un puntaje de 59 sobre 100 puntos en una prueba de educación financiera, el desempeño más bajo de los 14 países analizados, incluyendo brasil (69) y méxico (64). En esa línea, en el 2022 solo uno de cada cinco adultos podía calcular una tasa de interés simple, según la SBS.Por su parte, la delincuencia -particularmente la extorsión- limita la oferta crediticia a las mype. Ante la amenaza de violencia o el cobro de cupos en ciertas zonas de la capital, varias entidades microfinancieras suspendieron las visitas presenciales de sus asesores, necesarias para evaluar y otorgar créditos. Según cálculos del IPE, a agosto del 2025, en los distritos de Lima y Callao con un aumento anual de más de 100% en las denuncias por este tipo de delitos, los créditos se han contraído en 12%.(Edición domingo).