El Perú arrastra una herencia política que amenaza con convertirse en crónica: 150 ministros en cuatro años. Esta cifra, revelada por un informe de este Diario, es producto de los gobiernos de Pedro Castillo y Dina Boluarte. Si a ello sumamos el Gabinete recientemente juramentado por José Jerí, el número llega a 169. No es solo un dato estadístico alarmante, sino el síntoma de una enfermedad institucional que carcome la capacidad del Estado de responder a las necesidades ciudadanas. Cuando el promedio de permanencia de un ministro en su cartera es de apenas seis meses, y 60 de ellos no superaron los 100 días en funciones, resulta evidente que el Ejecutivo peruano opera en un ciclo perpetuo de improvisación y desorden.