Por Iván Arenas, especialista en minería e hidrocarburos.Hay un país "desorganizado". La informalidad, las economías ilegales, el caos del transporte público formal e informal, los gobiernos regionales (que en la práctica han federado la república en 24 taifas) y los alcaldes/ reyezuelos, que disponen de millones de presupuesto pero no hacen obras. Observen, además, las guerras intestinas en instituciones tutelares como el Ministerio Público o el Poder Judicial; y miren la crisis orgánica en la Policía Nacional. Todo lo anterior son ejemplos del país “desorganizado”. De arriba abajo, de norte a sur, en costa, sierra y selva, la demanda principal es que el país necesita estabilidad, pero sobre todo orden. Es un país, además, sin liderazgo y sin decisiones. La política ha desorganizado el país. Curiosamente, es la economía formal, el mercado con sus más de 20 tratados de libre comercio el que salva de alguna u otra manera al país "desorganizado". Otro dato: sin el Banco Central de Reserva y Julio Velarde, y sin los motores de la minería moderna y la agroexportación, este país estaría al borde de una anomia total. El sol, el fuerte sol peruano, es la moneda recurrente en el plurinacional socialismo boliviano, pesadilla que algunos ven como ejemplo irrenunciable.