Una buena noticia que ha dado este gobierno es la salida de Alejandro Narváez de la presidencia del directorio de Petroperú. La petrolera, como es sabido, opera desde hace años prácticamente en calidad de zombie empresarial, con las consiguientes pérdidas millonarias para el erario.Un peso muerto que, desde luego, se carga el bolsillo de todos los peruanos que pagamos impuestos sin que, hasta ahora, las máximas autoridades del Estado hayan encontrado la manera de darle fin a lo que los expertos coinciden en señalar como un ciclo financiero pernicioso para cualquier economía nacional.Con el cambio de dos miembros del directorio de Petroperú, como Luis Enrique Bravo, nuevo ministro de Energía y Minas, y Denise Miralles, de la cartera de Economía Finanzas, se tomó la decisión, postergada una y otra vez por los últimos gobiernos. Una señal que puede interpretarse como un giro en el tema, que hasta ahora se manejaba con inyecciones de capital o financiaciones de deuda, siempre provenientes del Ejecutivo.(Edición sábado).