Óscar Arriola sabía que la acción criminal de uno de los suyos, que él mismo aceptó públicamente un día atrás, no tenía por qué salpicar a los demás. Por eso, el viernes, muy temprano, el comandante general de la Policía convocó a todos los efectivos de las unidades que actuaron durante las protestas del último miércoles para brindarles su respaldo y resaltar su labor en esa aciaga jornada.En el histórico cuartel del Potao en el Rímac, Arriola reconoció a sus policías en un momento difícil para su institución. La violenta movilización en las calles de Lima no solo terminó por enviar a prisión a dos suboficiales -uno de ellos asesinó con su arma a un manifestante-, sino que apuró la salida de los altos mandos de la institución, responsables de las acciones durante las protestas y actores clave para la lucha contra la inseguridad ciudadana.(Edición sábado).