Petroperú se mantiene a flote gracias a un respaldo que, aunque no está escrito, pesa tanto como una garantía formal. Los inversionistas dan por hecho que el Estado peruano no permitirá su caída, pese a los persistentes problemas financieros que enfrenta la empresa. Esa percepción de auxilio permanente ha sostenido la confianza de sus bonos y ha evitado, hasta ahora, un escenario de incumplimiento. "Si fuera una empresa privada, habría incumplido sus obligaciones hace años", advirtió Max Wolman, analista de Aberdeen Group, al describir la fragilidad financiera de la petrolera estatal.