Por Cecilia Valenzuela, directora de Perú21.Tanto fue el cántaro al agua que terminó, finalmente, hecho pedazos.Creyéndose invulnerable políticamente, gracias a su sinuoso sistema de alianzas con las fuerzas dominantes en el Congreso -donde se le hacía el favor de enterrar su larga sucesión de desatinos- la presidenta, Dina Boluarte, llegó al último paradero de su accidentado mandato.El abaleamiento en un centro de esparcimiento de las familias de los militares donde se presentaba un grupo peruano tan querido e icónico como Agua Marina fue el detonante de una reacción en cadena que se inició con la moción de vacancia que presentó el partido Renovación Popular en el Parlamento.