Por Iván Alonso, economista.Con los precios actuales de los minerales, dicen algunos economistas, deberíamos estar creciendo, no 3% al año, sino 5%. No estamos aprovechando la bonanza minera, es la sombría conclusión. Más allá de que no hay, en realidad, una correlación entre el aumento en los precios de los minerales o, de manera más general, los términos de intercambio -la relación entre los precios de nuestros principales productos de exportación y los de nuestras principales importaciones- y el crecimiento económico, podría tratarse de una conclusión precipitada. El aumento en los términos de intercambio no ha terminado de surtir su efecto. No sabemos todavía si el excedente de divisas que genera se quedará fuera del país o si vendrá para financiar gastos de consumo que aumenten el PBI de hoy o inversiones que hagan crecer el de mañana.Actualmente los términos de intercambio están 60% por encima de su promedio histórico. Eso se refleja en el superávit de la balanza comercial, que el año pasado llegó a US$24.000 millones y este año podría ser aún mayor. Una parte de esos dólares ya ha entrado al país. Su efecto más notorio es la caída del tipo de cambio a un nivel que no se veía desde hace cinco años. Pero también se nota en el aumento de los depósitos bancarios, que pasan de una mano a otra financiando más transacciones; o sea, más actividad económica. Ese efecto debería continuar.