La transición energética global abre una ventana de oportunidades para países en vías de desarrollo con gran potencial minero, como el Perú. No obstante, el exceso de regulación, la conflictividad social y la minería ilegal han frenado el dinamismo del sector.Estas trabas desalientan la inversión y empujan a las empresas a dirigir sus capitales hacia otros destinos, inclusos a países con menor riqueza mineral, pero con marcos normativos más favorables. Este escenario nos invita a preguntarnos qué hacer, una incógnita recurrente en la edición 37 de la cumbre minera Perumin.