Por Iván Slocovich Pardo, director del diario Correo.El gobierno de la presidenta Dina Boluarte ha decidido lanzar un nuevo salvavidas a la largamente quebrada Petroperú, para lo cual ha emitido bonos por 287 millones de dólares para refinanciar las deudas de la compañía que si fuera por razones técnicas y financieras -y no ideológicas-, hace tiempo debió ser cerrada para que no se siga chupando la plata de todos los peruanos que de una u otra forma pagamos los forados que son producto de pésimas gestiones a lo largo de varios gobiernos.Aparte de la emisión de bonos en sí, que indirectamente nos cuesta a todos, este hecho demuestra que la situación financiera de Petroperú sigue siendo un desastre a pesar de los cuentos que cada cierto tiempo nos ofrece su presidente, Alejandro Narváez, quien desde que tomó el cargo a fines del año pasado, se presentó como un gurú económico capaz de hacer realidad el imposible de sacar a flote a una compañía que está endeudada hasta el cuello y que no vale absolutamente nada.Qué tal irresponsabilidad la de este gobierno al haber puesto a la petrolera estatal en manos de Narváez, un izquierdista antediluviano que en las últimas elecciones postuló al Congreso por el partido de Verónika Mendoza y Roberto Sánchez; y de un gerente general como el eterno sindicalista como Óscar Vera, representante de todos esos gremios de trabajadores que exigen beneficios como si estuvieran en la más solvente de las petroleras texanas, y que por lo tanto son parte del problema.