Por Andrés Romaña.El Gobierno nuevamente "rescató" a Petroperú con casi US$300 millones. Aunque realmente se debe dejar de utilizar la palabra "rescate" para referirse al dinero que la petrolera estatal succiona descontroladamente del erario nacional, porque rescatar significa poner a buen recaudo, algo muy diferente a lo que hace el Estado peruano. Lo que se hace con Petroperú es prolongar una crisis que pagamos todos los peruanos; una crisis originada por obsesión ideológica de quienes siguen prometiendo que el elefante blanco de la refinería de Talara será rentable en algún momento. Mientras tanto, la petrolera estatal ha perdido más de US$8,000 millones. Un ejemplo de la magnitud de dinero perdido es que la ampliación del Canal de Panamá, vía que conecta el océano Atlántico con el Pacífico y por donde pasan los barcos más grandes del mundo, costó mil millones de dólares menos que la refinería de Talara. De más está señalar el tremendo aporte económico que genera esa megaobra al país centroamericano, algo muy diferente al caso del elefante blanco de Petroperú.El dinero destinado a la refinería de Talara y a Petroperú podría servir para construir carreteras, colegios, hospitales, aumentar el sueldo a los jubilados de la ONP, entre otras cosas. Lo irónico es que, cuando se anunció la refinería de Talara, se dijo que sería para que el país al fin tenga independencia energética y combustibles a precios bajos.