Por Iván Arenas.El Perú es una república del cobre. También lo sería Chile. Cuando en el Perú se habla de minerales se piensa rápidamente en el oro y también en los incas. Pero el Perú es una república del cobre. De enero a julio se ha producido y exportado cobre por un valor de US$26 mil millones. No habría clases medias emergentes ni reducción de pobreza en Espinar, Chumbivilcas, Challhuahuacho o en Moquegua y Arequipa sin el cobre. Sin embargo, estamos en un momento "tenso" de la política nacional. Estamos en un momento preelectoral que es aprovechado por los políticos de todos los colores como una "ventana de oportunidad" para posicionarse como un actor en el mundo gris de las elecciones venideras. Las AFP empiezan a sudar frío porque con ellas han empezado los "juegos del hambre" y si se presiona un poco más el sistema (que se resistía a reformas) podría ser extinguido. Son los tiempos de las elecciones. Pero contrario a lo que pasa en casa, afuera el viento sopla a favor. Ya no son solo los vehículos eléctricos. Ahora es la inteligencia artificial y la guerra, que no es sino el motor de la historia. La guerra, siempre la guerra. La Unión Europea, con Alemania y Francia a la cabeza, empezará un rearme para prevenir un conflicto en el frente oriental. Hay una "venganza de la geografía" en todo lo anterior que nos beneficia. El horizonte parece ser favorable. De momento ya se ha corregido el valor del cobre para 2026 y 2027. Si a principios de enero se decía que la libra del cobre estaría en promedio US$4.30 ahora se empieza a decir que estaría por los US$5.40. Miren este otro dato. Solo los centros de datos a nivel mundial necesitarán en la próxima década más de 4 millones de toneladas. Pero así como se prevé la subida de precio de la libra del cobre en el mercado aquí "todo será atolondramiento, todo confusión". El momento preelectoral nos toma con la formalización minera en ciernes.