En Perú21hemos escrito, ya, varios reportajes sobre el poder criminal de Los Pulpos de Trujillo comandada por los Cruz Arce o los Cruz Torres. Los tres atentados con bombas en la ciudad norteña en lo que va del año son solo una consecuencia de su actuar terrorista que no empezó ayer, sino que es fruto de la complicidad de malos agentes de la policía, políticos que no saben cómo gestionar la criminalidad y de abogados defensores de delincuentes que cuando toman algún puesto público no pueden desprenderse por completo de sus compromisos oscuros y aprovechan el cargo para traficar influencias. El último gran escándalo en el gobierno de Dina Boluarte tiene mucho de todo lo anterior. Pero lo más grave aún es comprobar cómo el poder de Los Pulpos pudo infiltrarse en el núcleo del Estado, y el actual ministro de Justicia, Juan José Santiváñez, tiene parte de responsabilidad en esto. Los Injertos del K y K, una facción de Los Pulpos, liderada por Miler Cruz Arce (fundador) y Cecilia Torres Cerquín (madre del actual cabecilla Jhonsson Cruz), fueron capturados en agosto de 2016. El Ministerio del Interior recuerda en sus publicaciones que "era una de las organizaciones más violentas que operaba en los distritos de El Porvenir, Florencia de Mora, Alto Trujillo y otras zonas de La Libertad. Acumulaban delitos de sicariato, extorsión, robo a mano armada, asociación ilícita para delinquir, tenencia ilegal de armas, lesiones por arma de fuego, entre otros. Sus cuarenta integrantes, que se dedicaban a diversas actividades criminales en Trujillo, eran dirigidos por un cabecilla recluido en el penal de Piedras Gordas".