"Agua sí, oro no". Catorce años han transcurrido desde que Ollanta Humala acuñó su famoso slogan, atizando con esto la oposición a los megaproyectos mineros que se desarrollaban a la sazón en Cajamarca, como Conga (US$4.800 millones), entonces, en pleno proceso de construcción.La intervención de Humala ocasionó la detención de este proyecto, sembrando la semilla de la recesión que hoy padece la región norteña y frenando el avance de la minería en todo el norte del país, rememora César Humberto Cabrera, exgerente de Asuntos Externos de Minera Yanacocha, en su libro: "Conga"."La paralización de Conga enfrió el entusiasmo inicial de Minera Yanacocha. En ese contexto, los proyectos mineros circundantes, como Galeno (a cargo de China Minmetals), comenzaron a bloquearse", anota Miguel Cardozo, past presidente de Perumin 36.Hoy, Cajamarca es la región más pobre del Perú y una de las menos competitivas a pesar de su extraordinario potencial minero, el más grande del país. Y es que el departamento norteño concentra la mayor tajada de la cartera de inversión minera del Perú con US$16.714 millones (el 26% del total), distribuidos en ocho proyectos de cobre y oro, de los cuales cinco están postergados por temas sociales, ambientales y corporativos.Nos referimos a Conga, Galeno, La Granja, Michiquillay y Yanacocha Sulfuros, proyectos con el potencial para revertir el declive de la producción aurífera de Cajamarca y, más aún, para convertir a este departamento en el primer productor cuprífero del Perú.