Por Hernan Díaz.El jueves 4, en Trujillo, volaron una vivienda con dinamita. ¡Dinamita! Es doloroso e indignante tener que volver a este penoso asunto. A riesgo de parecer cansino y redundante, estoy obligado. Quisiera enfocar esfuerzos en comentar medidas trascendentes, como la reforma de pensiones (tan relevante para millones de peruanos) o la incierta precampaña electoral, pero no. Es urgente volver a poner en escena la peligrosa relación entre dinamita, minería ilegal y Congreso peruano. Una dinamita que, en manos de la minería ilegal e informal, es un arma de libre acceso. Ese descontrol criminal proviene de la eterna prórroga del engaña-muchachos del Reinfo, extendida con los votos complacientes de Fuerza Popular, Renovación Popular, Podemos Perú, Somos Perú, Bloque Magisterial, Avanza País y Juntos por el Perú. Cuando se promulgó un decreto legislativo para controlar el uso de dinamita, este hediondo Congreso lo derogó. Dejó en manos de mafias y delincuencia organizada la posibilidad de transportar y usar explosivos como si fueran canchita. En nuestro país, la minería ilegal mueve más de 8,216 millones de dólares, superando al narcotráfico en siete veces, según la SBS y la Fiscalía.