Esta semana, el Poder Judicial condenó a Alejandro Toledo a 13 años y cuatro meses de cárcel por el Caso Ecoteva. El fallo no es irrelevante. Si bien el expresidente ya cumple, desde el año pasado, una pena mayor (20 años y medio) por las coimas que recibió de Odebrecht por la carretera Interoceánica, la importancia de este proceso radica en el impacto que tuvo para la vida política del país. Es innegable que el Caso Ecoteva desbarató las aspiraciones electorales de Toledo en el 2016 (el Caso Odebrecht, como sabemos, recién explotó hacia finales de aquel año). Por lo que no es descabellado pensar hasta qué punto la vida política del país habría sido distinta si las primeras evidencias de enriquecimiento ilícito alrededor del fundador de Perú Posible no hubieran salido a la luz.