Por Omar Mariluz Laguna, director periodístico del diario Gestión.Se imaginan que Julio Velarde, presidente del Banco Central de Reserva (BCR), hubiese aparecido en un mensaje a la nación junto a los ministros de Estado para defender, no a la economía del país, sino al hermano de la presidenta Dina Boluarte -que ni siquiera es funcionario público-. La sola imagen suena absurda, pero si alguna vez llegara a ocurrir, el dólar estaría hoy en 7 soles, la inflación disparada y nuestras reservas internacionales vaciándose como agua en colador.Ese escenario, afortunadamente ficticio, sirve para recordarnos algo elemental: la autonomía del Banco Central ha sido el salvavidas del Perú en medio de gobiernos mediocres y crisis políticas interminables. Y también, que Velarde jamás aceptaría una humillación de ese tipo con tal de mantener un cargo.El propio presidente del BCR lo recordó esta semana al recibir un doctorado honoris causa en la Universidad de Lima: "La autonomía (del BCR) es algo que debe defenderse permanentemente". Y no exagera. Gracias a esa autonomía, el Perú ha logrado mantener la inflación bajo control durante más de dos décadas, con una de las tasas más bajas de la región entre los países con moneda propia.Porque, conviene decirlo claro, la estabilidad de precios no cayó del cielo ni es mérito de un gabinete ministerial. Se debe a un Banco Central blindado de los caprichos políticos, manejado con criterio técnico y con un presidente que entiende que el poder adquisitivo de las familias vale más que cualquier discurso populista.