Habría que concederle a la presidenta Dina Boluarte, al menos, la cualidad de la impredecibilidad. Nadie esperaba un remezón en el Gabinete menos de un mes después de Fiestas Patrias. Y mucho menos podría alguien haber adivinado que, en una mandataria cuyos números de aprobación ciudadana sugerirían que su gestión pende de un hilo y que debe moverse con precaución, la jugada preferida sería enfrentar al Congreso y a la ciudadanía con la reincorporación en el Gabinete de un ministro censurado. No se trata, además, de cualquier ministro tachado por capricho de los legisladores. Juan José Santiváñez, nuevo titular de Justicia y Derechos Humanos (Minjus), fue censurado en marzo pasado por su incompetencia, desfachatez y las graves investigaciones que se siguen en su contra. Apenas esta semana, el Poder Judicial rechazó nuevamente el hábeas corpus de Santiváñez con el que intentaba suspender las investigaciones del Ministerio Público que podían terminar con su detención. La mandataria ya lo había acogido en una oficina cercana al Despacho Presidencial luego de su expulsión del equipo ministerial, y en esa función también había acumulado acusaciones de influencia indebida. Su nuevo fajín podría hacer más complicado avanzar con las investigaciones, y en parte ese podría ser el punto. (Edición domingo).