De entre todas las críticas que pueden formularse en contra del actual Congreso, hay una que casi nunca se escucha: la que tiene que ver con la creación de cuatro nuevos feriados en el calendario nacional desde el 2022. Por supuesto, esto está relacionado con lo bien recibidas que suelen ser estas medidas entre los ciudadanos (después de todo, ¿a quién no le viene bien un día adicional de descanso?), pero su impacto en el tejido económico nacional es algo que no debemos subestimar. Un asueto suele generar problemas múltiples. En primer lugar, como es evidente, implica una paralización en la producción que golpea especialmente a aquellos sectores que, por sus características, no pueden simplemente apagar máquinas un día y prenderlas al siguiente sin incurrir en costos adicionales (como la manufactura continua, la minería o la producción de materiales de construcción). En segundo lugar, afecta principalmente a los negocios formales que no pueden detener sus actividades y que se ven obligados a desembolsar una triple remuneración a cada trabajador, lo que supone una barrera más para alcanzar la formalidad en el Perú, especialmente para las empresas más pequeñas.