EL BONO OCULTO DEL GAS DE CAMISEA
13 de agosto de 2025

Por Bruno Ghio. El 20 de agosto del 2004 marcó un hito en la historia energética del Perú: ese día comenzó oficialmente la operación comercial del gas de Camisea. Desde entonces, el gas natural extraído de los yacimientos ubicados en Cusco fluye hacia Lima e Ica a través del gasoducto operado por Transportadora de Gas del Perú (TGP), transformando de manera significativa la matriz energética y la economía nacional. De acuerdo con estimaciones de Macroconsult y del propio Consorcio Camisea, este proyecto ha aportado un crecimiento adicional del 1.2% del PBI anual durante dos décadas. A ello se suman S/ 60,000 millones en regalías e impuesto a la renta, más de S/ 30,000 millones en canon para Cusco y alrededor de 20,000 empleos directos e indirectos en todo el país hasta agosto del 2024. Por otro lado, es importante destacar el impacto del gas natural en la competitividad de la industria peruana. Las empresas que lo incorporaron en sus procesos productivos operan con costos entre 50% y 75% más bajos que sus pares internacionales, mejorando eficiencia y capacidad exportadora. Sin embargo, el avance en la masificación del gas natural residencial ha sido más lento de lo esperado. Aunque la expansión de redes domiciliarias avanza, su implementación ha sido irregular, alimentando la frustración ciudadana y, en ocasiones, sirviendo como plataforma para discursos políticos oportunistas.