En momentos en que se encuentra más aislado que nunca, acorralado por denuncias periodísticas y malestar entre sus ciudadanos, el presidente colombiano Gustavo Petro acaba de ofrecer una nueva muestra de su pobrísima catadura moral.Un talante que ya había exhibido antes, cuando decidió defender en foros internacionales al golpista Pedro Castillo de los graves cargos que este debía enfrentar ante la justicia peruana.En esta oportunidad, apurado por la situación interna en que se encuentra, no se le ocurrió otra cosa que lanzar el consabido brulote del enemigo externo para defender su resquebrajado liderazgo presidencial. Una artimaña tan vieja como la invención de la política, para acallar los conflictos cuando estos entran en estado de ebullición.El exguerrillero acusa al Perú de haber "copado" parte de su territorio en la Amazonía y violar el protocolo de Río de Janeiro, que puso fin al conflicto entre ambos países en 1934. Una supuesta "acción unilateral y violatoria del tratado (que) puede hacer desaparecer a Leticia como puerto amazónico quitándole su vida comercial. El Gobierno usará, antes que nada, los pasos diplomáticos para defender la soberanía nacional", alegó en su cuenta de X. Un parloteo hueco que ha generado un incidente diplomático, y que busca reavivar tensiones con el Perú por la pequeña isla Santa Rosa, ubicada en un islote cerca de la triple frontera entre Perú, Brasil y Colombia, en el río Amazonas.El Gobierno peruano respondió de inmediato y expresó su protesta respecto a estas afirmaciones, recordando que el territorio en cuestión pertenece legítimamente al Perú desde hace más de un siglo.