Por Leonie Roca, presidenta de la AFIN.El debate sobre la eficiencia del Estado peruano suele centrarse en la falta de recursos, pero la evidencia sugiere que el problema es más profundo: no es cuánto gastamos, sino cómo lo hacemos.CEL último informe del Consejo Privado de Competitividad trae información reveladora. Entre 2019 y 2024, el gasto corriente en personal creció 40.9%, con incrementos diferenciados: 27.2% en el Gobierno nacional, 59.9% en gobiernos regionales y 45.5% en locales. En inversión pública, el Perú lidera la región en términos de participación en el PBI: gastamos 5.3% mientras Chile invierte 3.7%, México 2.4% y Colombia 3.3%. Pasamos de invertir 31 mil millones de soles en el 2014 a 57,439 millones en el 2024, casi duplicando la inversión en una década.¿Y los resultados? Después de invertir 47 mil millones de soles en la red vial pavimentada, solo avanzamos de 17% a 18.3%. En educación, más de 30 mil millones de soles dieron como resultado que los locales escolares con los tres servicios básicos pasaran de 30.8% a 29.4% (¡!). En salud, 15 mil millones de soles nos dejaron en la misma situación de establecimientos con capacidad instalada adecuada. Los 8.8 mil millones invertidos en alcantarillado nos llevaron a pasar de 73% a 71.4% de hogares conectados. Entonces, ¿Dónde está el problema?Primero, la dispersión de recursos. Se ofrece mucho que no se puede cumplir. Hay que sincerar las capacidades y priorizar. La gran dispersión de recursos nos lleva a hacer todo, pero todo mal.