Por Luis García Miró. Un sólido éxito se apuntó el gobierno -y en particular el ministro de Educación, José Antonio Chang- al conseguir que, hasta hoy, alrededor de 200 mil maestros de primaria y secundaria participaran con entusiasmo en la Evaluación Censal de Docentes, prueba diseñada como requisito para postular a una plaza educativa. Se trata de la primera medida seria dispuesta con miras a iniciar el cambio de mentalidad en el profesorado, paso previo a cualquier reforma que se pretenda ejecutar en ese sector. El hecho que un 86 por ciento del total de profesores empadronados a nivel nacional haya rendido la prueba como parte de un Programa Nacional de Capacitación -no obstante la tenaz, torpe y agresiva oposición que recibiera esa medida por parte del sindicato oligárquico y monopólico que dice representar a los docentes del país-, es sin duda un significativo triunfo para millones de niños y jóvenes escolares. Como bien señala el ministro Chang, "el Ministerio de Educación, como cualquier otra entidad pública, tiene el derecho de evaluar al personal que desea contratar, como sucede en cualquier parte del mundo. Renunciar a ese derecho es sacrificar el futuro de los escolares peruanos pues es derecho universal de la niñez tener buenos maestros". La información que ofrece EXPRESO señala que, por ejemplo, en Lima Metropolitana la asistencia magisterial llegó al 95 por ciento, en el Callao 85, y en Arequipa 80 por ciento. En lugares alejados como Moyobamba participó el 100 y en Tarapoto el 96 por ciento del profesorado. Sin embargo en localidades como Cajamarca, Chiclayo y Chimbote la dirigencia del SUTEP impidió la asistencia de los maestros colocando en las calles sendos piquetes violentistas. Se impuso entonces por amplísimo margen la voluntad de la mayoría de profesores del Perú, gente valiosa que a pesar de las graves amenazas que recibiera de su -representación sindical -en caso asistieran a la convocatoria del Ministerio de Educación- participó sin embargo de manera valiente y encomiable en estas jornadas. El sindicato magisterial -monopólico, iracundo y politizado- está pues de capa caída. No cuenta con el respaldo de sus bases. Claro que la dirigencia del SUTEP seguirá haciendo ruido y generando problemas. Y continuará en su "lucha clasista" dinamitando el interés de millones de niños y jóvenes peruanos -y el de los padres de estos- que aspiran a una mejor educación, con lo cual es evidente que tampoco cuenta con el apoyo de esta enorme multitud ciudadana. El gobierno necesita entonces acelerar la reforma educativa. El momento nunca ha sido más propicio para ejecutarla.