En más de cuatro horas y con sobredosis de verbo, Dina Boluarte, en su último mensaje a la nación, leyó 82 páginas para decir, en el fondo, casi nada. Como bien se ha descrito para este informe, predominó la vaguedad, en un intento por abarcar todo excepto aquello que impacta directamente en el crecimiento económico del país: la exclusión de la agricultura familiar, la ausencia de una hoja de ruta industrial, y la creciente inseguridad ciudadana que paraliza la inversión y asfixia al pequeño empresario.Y es que el Perú debería estar avanzando a un ritmo anual del 6%, como afirman distintos economistas y analistas, pero llevamos años moviéndonos en la mitad de esa cifra, que es sinónimo de subdesarrollo y, como lo resiente el bolsillo, estancamiento.¿Cuándo fue la última vez que tuvimos un líder que quiso más al país que a sí mismo? Las consecuencias, a continuación.(Edición domingo).