La informalidad es una de las fallas estructurales más graves de la economía peruana, y el gobierno de Dina Boluarte ha hecho poco por abordarla con eficacia. En 2024, la tasa de informalidad entre las micro y pequeñas empresas (mypes) subió medio punto porcentual y alcanzó el 86.8%. Un estudio de ComexPerú advirtió que el problema no solo persiste, sino que se ha agravado en el último quinquenio: en ese periodo, el número de mypes informales aumentó en 190 mil, con lo cual, cada año se suman alrededor de 40 mil nuevos negocios al margen de la formalidad. Según los expertos, la informalidad obliga a las empresas a operar con bajos niveles de productividad, limita su capacidad de crecimiento y, en consecuencia, reduce sus ingresos frente a los negocios formales. Esto también se traduce en menores salarios para sus trabajadores.